Contemplando las responsabilidades propias de la tarea educativa, las Escuelas de Padres señalan opciones viables, alternativas y propuestas, que influyen como faro luminoso para transmitir con ánimo la esencia de la vida y de la fe cristiana.

Para no andarse por las ramas, las Escuelas de Padres se adentran, desde la primera sesión, en el diálogo, en la reflexión y en la transparencia. La educación comienza por los padres, los dos. Después podrán legar sus convicciones y vivencias al resto de la familia y a su entorno. Para ello, el libro ofrece recursos que asumidos y compartidos, podrán ser trasladados a la convivencia diaria con los hijos.

Para dar, primero hay que tener. Los padres han de descubrir la necesidad de formarse, de aprender de otros, de compartir experiencias y dialogar en combinación con la reflexión personal. Con un buen bagaje de vivencias, recursos y conocimientos podrán llegar a los hijos con mayor facilidad, porque la educación y el testimonio se ejercitan de manera sencilla y natural.