

HIDALGO LÓPEZ, OCTAVIO
Las Bienaventuranzas en versión popular
Acercarse a las bienaventuranzas evangélicas es propio de valientes y afortunados. Tener la posibilidad de mirarse en este espejo comporta una suerte extraordinaria, pues uno está delante de lo más esencial y genuino de Jesús. Entre las palpitaciones que lo hacen entrañable, distinto y original sobresalen las bienaventuranzas.
Pocos mensajes son tan dignos y saludables. Las bienaventuranzas de Jesús encierran una fina y contrastada espiritualidad que sólo los sensibles puedes captar. Conforman el programa del Reino de Dios. A un cristiano se le conoce por el "aire" de las bienaventuranzas.
Pero lo más llamativo es que constituyen un anuncio gozoso, un evangelio alegre. Más aún, trazan el camino de la verdadera felicidad, un estilo de vida que no es lo que normalmente se oye y se comenta.
Dios y Jesús nos entregan estas "herramientas". Hay quien no las utiliza, quien no demuestra interés por ellas, tal vez porque sus enredos le parecen más rentables ... Sin embargo, hemos de decir muy alto que por el camino de los vicios nadie es verdaderamente feliz; en cambio, con el ejercicio de las bienaventuranzas no sólo uno es feliz, sino que hace felices a los demás.
HIDALGO LÓPEZ, OCTAVIO
Las Bienaventuranzas en versión popular
Acercarse a las bienaventuranzas evangélicas es propio de valientes y afortunados. Tener la posibilidad de mirarse en este espejo comporta una suerte extraordinaria, pues uno está delante de lo más esencial y genuino de Jesús. Entre las palpitaciones que lo hacen entrañable, distinto y original sobresalen las bienaventuranzas.