

El grito del pobre es el que surge del corazón de tantas personas que sufren.
El corazón de Dios está sediento de darnos vida, de amarnos. ¿Cómo comprender, entonces, al Espíritu Santo, anunciado por Jesús antes de su partida, sino como el que responde al grito, que viene en ayuda de nuestra debilidad para hacernos vivir mejor? Ese Paráclito es el que nos comunica hoy su fuerza.
El grito del pobre es el que surge del corazón de tantas personas que sufren.
El corazón de Dios está sediento de darnos vida, de amarnos. ¿Cómo comprender, entonces, al Espíritu Santo, anunciado por Jesús antes de su partida, sino como el que responde al grito, que viene en ayuda de nuestra debilidad para hacernos vivir mejor? Ese Paráclito es el que nos comunica hoy su fuerza.