

"Tiempos pequeños" propone, sin miedo, nuevas formas de comunitariedad y presencia evangélica. No es una propuesta sistemática de transformación, es una intuición de nueva visión.
El autor nos devuelve a la verdad de la vida, superar la ficción, acabar con formas caducas para inaugurar espacios de fraternidad donde, en verdad, la persona es valiosa por ser persona, por haber hecho su búsqueda, tener su itinerario y anhelar su verdad.
Es, por tanto, un buen estímulo para una sociedad y una "Iglesia en salida". Porque explícitamente renuncia a lo convencional para acercarse a la "sorpresiva sorpresa de Dios" que está proponiendo caminos nuevos de discipulado.
"Tiempos pequeños" propone, sin miedo, nuevas formas de comunitariedad y presencia evangélica. No es una propuesta sistemática de transformación, es una intuición de nueva visión.